El pasado 2 de octubre se conmemoraron 40 años de la masacre que intentó sepultar los reclamos de justicia, libertad y autonomía del movimiento estudiantil de 1968. Diferentes fueron las formas de conmemorarlo, algunos fueron actos oficiales que reconocieron el actuar del entonces rector Javier Barros Sierra, que hicieron guardias de honor a los caídos en Tlatelolco, o que incluso reconocieron la responsabilidad del Estado en la sede del poder legislativo.
Otros, por su parte, se deslindaron de este tipo de manifestaciones, y llamaron a preservar el carácter independiente del movimiento. En un principio podría parecer exagerado el llamar a la no institucionalización del 2 de octubre -por ejemplo observar a estudiantes de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán en la marcha pasando justo enfrente del Hemiciclo a Juárez gritándole a mujeres también manifestantes que llevaban pancartas del Partido del Trabajo “¡esos son, esos son los que chingan la nación!”-, sin embargo, hay una idea que parece convincente; el 2 de octubre no se puede convertir en una efeméride más, en la que incluso las televisoras participan diciendo que ahora ya estamos bien, que hay apertura, libertad y democracia.
Aunque nada justifica los actos vandálicos (como cada año perpetrados por grupos porriles, pagados para dañar la imagen de la marcha y de los estudiantes de educación pública superior en general), nada justifica tampoco a aquellos que aún siendo antiguos líderes del movimiento estudiantil aparecen en la pantalla televisiva asegurando que todo ha cambiado gracias al 2 de octubre. No cuando se consuman fraudes electorales, cuando la mayoría de los medios de comunicación maneja sólo la versión oficial, cuando se pretende privatizar la industria petrolera, pero sobre todo, cuando aún hay actos represivos contra los movimientos sociales que incluyen muertos, desparecidos y líderes condenados a cadena perpetua.
Se equivocan el estado mexicano, la ultraderecha y los neoliberales al apostarle a la privatización del país. Tal como lo aseguró el rector de la Universidad Autónoma Metropolitana, José Lema Labadie, el presupuesto destinado a la educación pública superior es un retroceso. Retroceso que no debe y no será olvidado por quienes mantienen vivo el espíritu del 68. De alguna forma tendrán que entender quienes detentan el poder que la solución a los grandes problemas del país no son los soldados, sino la educación.
Axel Velázquez Yáñez
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3 comentarios:
Ta bueno!pero si se me hace estupido gritarle al mismo pueblo!esa mujeres son pueblo y se merecen el respeto!que cualquiera de nosotros!pero ta bueno!
Recordar es no olvidar pero para recordar a los estudiantes del 68 71 y 99 la prioridad debe ser estudiar,comprender y utilizar lo aprendido para transformar esta realidad que nos oprime a todos, de esta manera estaremos reviviendo la esencia critica de aquellos estudiantes que fueron golpeados, masacrados,secuestrados y torturados por querer un mundo mejor.
Si dude asi es esto por ke no nacimos en esos tiempos estariamos muertos o si no por lo menos podriamos sentirnos orgullosos de haver estado en ese movimiento y no nos kejariamos por ser unos parasitos buenos para nada,komo dices a kambiar el mundo o a morir en el intento
Y aun planteando todo esto hay gente que cree que esto se debe de hacer y diganme de cuando aca las empresar transnacionales les interesa ayudar? yo no he visto que ayuden a los niños que ueren de hambre en africa y Latinoamerica!!no veo que ayuden a un solo pueblo desinteresadamente,y curiosamente quieren ayudar a México!!!??solo los ignorantes creen esto ,los que creen en Lopez Doriga!!y en Televisa y por supuesto Tv Azteca!!!creen en esto!!!Calderón solo quiere vendernos aun mas!!!ya somos el patio trasero de E.U quemas quieren del pueblo!!!mexicano!!!y de hecho no deberia de decir mexicano pues el pueblo olvidado no tiene patria!!!!!!!NO A LA PRIVATIZACION DE PEMEXXX!!!!NO A CALDERÓN!!!!!y recuerden pueblo mio,cuando los de abajo se mueven los de arriba caen!!!
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