martes, 9 de diciembre de 2008

“¡No más censura, no más basura; aquí se va a acabar la teledictadura!”


Al ritmo del pasito duranguense se podía escuchar “¡no más censura, no más basura; aquí se va a acabar la teledictadura!” La emoción en la gente era inocultable, el júbilo de tener un día para gritarle sus verdades a quien todo el año enajena a nuestras familias y nos miente a la cara se hizo presente. Dos carteles se repetían entre la multitud: “fábrica de mentiras” y “dictador de la información”, dirigidos ambos a la televisora a quien hacíamos el honor de visitar.

Una vez más estábamos reunidos a las afueras de Televisa Chapultepec, para exigir lo que la supuesta democracia representativa en la que vivimos nos debería garantizar; nuestra libertad de expresión, lo que su estatus de entidades objetivas, neutrales y veraces debería dar por hecho; nuestro derecho de réplica. Derecho que, como se mencionó en repetidas ocasiones en los discursos, no reclamamos sólo para el movimiento que Andrés Manuel López Obrador encabeza, mucho menos sólo para su persona, sino para todo aquel que tenga algo que decir, todo reclamo no atendido, todo movimiento social, toda persona agraviada, para todo disidente, para todos pues. Sin embargo, no pecamos de inocentes, dicho en los términos de Andrés Manuel, auque esperaremos para ver los resultados de nuestra manifestación, “no nos estamos chupando el dedo”. Sabemos todos que los medios de comunicación –sobre todo la televisión- están al servicio de la clase dominante, porque sus dueños son parte de la misma, sus “periodistas” son sus voceros, y sus empleados son todos aquellos que venden la visión de país de la que habló Rafael Barajas “El fisgón”, un México de gente bonita, que cabe perfecto en Foxilandia o FECALandia.

Sin embargo, estos son nuevos tiempos, lo he dicho y los sostengo, se trata de un líder diferente, con gente que ha dejado de ser asustadiza, hombres y mujeres libres que están listos para ir más allá, que se han alejado de las formalidades y las negociaciones a las que está acostumbrada la clase política, y por consecuencia se han alejado de la simulación. Al alejarnos lo suficiente nos hemos dado cuenta que no queda nada por perder y todo por ganar, que hay una minoría con privilegios que es capaz de robar hasta la presidencia, que ese grupo de 30 potentados del que ha venido hablando Andrés Manuel (cosa que por supuesto no ha aparecido en Televisa) no cederá ni escatimará en fraudes, calumnias, intimidaciones para seguir exprimiendo al pueblo y a los recursos naturales que en teoría pertenecen a él.

Es por eso que no fuimos y no iremos si es que regresamos (cuantas veces sea necesario, se dijo), cabizbajos a suplicar espacio televisivo, fuimos con la cabeza en alto a gritar enérgicamente que ya estamos hartos, y aunque Porfirio Muñoz Ledo lo explicó muy bien en términos legales y de Estado, la multitud lo grito durante todo el acto de manera espontánea; “¡Expropiación!”, más claro ni el agua. Se trata de una multitud representativa de millones que nos hemos olvidado del conformismo, llegó a tal grado nuestro hartazgo quo no necesitamos tener un arma en la mano para pedirlo todo, porque sabemos que nos asiste la razón y que somos más. Aún hay quienes se asustan o se conforman, y están muy preocupados por lo que pueda decir la “opinión pública”, no se han dado cuenta de que esa supuesta opinión pública no es más que la reproducción de la opinión de los dueños de los medios, que es uno de los tantos métodos con los que nos tienen amaestrados para sentarnos tranquilitos en el sillón mientras nos saquean intelectual y económicamente, no han entendido que ya no tenemos un líder que en el fervor de nuestros ánimos se atreva a declarar “invito a Carlos Salinas a negociar” –nada contra el ingeniero Cárdenas, nada más que un reclamo generacional por su pasividad, su conformismo y su hipocresía, así como su actitud caciquil en la tierra de mis padres y abuelos, Michoacán-, no han querido entender que por la apatía, desidia y en el más triste caso; la pena o bochorno (que diría una persona impecable como Gloria Trevi si nos viera de revoltosos en lugar de estar chingándole sin quejarnos, ya que es “lo que hemos hecho toda nuestra vida”) es lo que ha permitido que nos entretenga un pelele, nos gobierne la tele (en ese orden) y para colmo, el partido al que nuestro movimiento (derivado de la simpatía hacía AMLO) robusteció en 2006, ahora es presidido por un simulador más, un títere, un cínico negociador, un empleadillo cualquiera de la oligarquía.

Sin duda es de llamar la atención que tengamos que ir a reclamar lo que ya se estableció en la Constitución (nuestros derechos) desde décadas atrás, sin embargo esto se asoma como algo positivo, ya que nos estamos acercando más a la realidad, y si bien como lo dijo Muñoz Ledo “A partir de Fox la presidencia pasó a ser la oficina de Televisa”, y tal como Andrés Manuel acertadamente lo señaló, “con nuestra presencia estamos dejando de manifiesto que en esta casa de mentiras hay más poder que en los Pinos”, trabajemos entonces a partir de lo que lamentablemente ya tenemos, y al ir a Televisa estamos llevando a cabo la acción directa, mas nunca violenta.

AMLO dijo algo triste pero cierto, algunos sectores de nuestro pueblo no han terminado de despertar, ya que si un problema no sale en la tele es como si no existiera, ahí la importancia de que todos aquellos que hemos adquirido conciencia seamos capaces de crearla en los demás, nunca antes un discurso contemporáneo me había recordado tanto a lo que Ricardo Flores Magón decía, hace poco menos de cien años; hay que actuar como agitadores, no entendido como algo negativo (como nos lo han vendido) sino como defensores del desprotegido, invitándole a luchar por él mismo y por su clase, despertando conciencias dormidas y masas temerosas. Esto lo podemos resumir con una de las frases finales de Andrés Manuel, “cada uno de nosotros va a actuar como medio de comunicación”, y así lo haremos (así lo estamos haciendo en este blog), pero me parece fundamental no olvidar para llevar esta tarea a cabo lo que AMLO señaló; la bronca no es con los de abajo, se digan panistas, priístas o apostólicos y romanos, sino con las cúpulas de los dos partidos al servicio de los treinta potentados, con los potentados mismos, con el gobierno del espurio Calderón y con quienes hacen mal uso de los medios de comunicación, no debemos perder el tiempo peleando entre nosotros, si queremos una explicación convincente, Mijail Bakunin la señaló en su momento, “los trabajadores no tienen nada a lo que renunciar, ni nada con lo que romper, son socialistas por su situación en la sociedad”, aunque lo sean de forma inconsciente, es decir, que aunque pudieran seguir enajenados por la tele, cooptados por el PRIAN, o convencidos del neoliberalismo, son inconcientemente (sólo faltos de ideología) representantes de todos los indigentes y todos los oprimidos del mundo.

Quien no haya estado presente este martes 9 o en cualquier otra concentración de este movimiento, no podrá entender lo que se siente, ni la clase de momentos que se pueden vivir, que sólo mujeres y hombres libres y sacudidos de apatía pueden percibir, como ver al Tata Arvizu pidiendo la palabra al final del mitin para hacernos saber a los presentes que a partir de este día dedicará toda su vida al movimiento, o ver a la multitud gritando espontáneamente en los conglomerados torniquetes del metro Balderas “¡el pueblo callado, jamás será escuchado!”. Pero le podremos informar que ya somos 2 millones 400 mil ciudadanos organizados y credencializados y aspiramos a ser más, y es por eso, que no nos preocupa más allá de lo necesario que un partido haya sido tomado por una bola de sanguijuelas burocratizadas, les podemos contar que “no hay nada que se pueda igualar a la satisfacción de luchar por los demás” (emotiva aseveración de AMLO compartida por quien escribe estas poco leídas, pero honestas y dichosas líneas), le podemos decir que quienes somos parte de este movimiento no estamos apoyando a alguno o algunos para que ocupen cargo populares, estamos luchando por la transformación del país (y algunos del mundo). Así que hablando de televisión no se dejen y no nos dejemos apantallar, la lucha sigue, nunca habíamos estado tan convencidos, ni tan bien organizados, ni habíamos sido tantos.

Por lo pronto los esperamos y nos vemos el 25 de enero en el zócalo de la Ciudad de México, ya que la concentración frente a Televisa fue probablemente el último acto del año, pero mientras tanto recordemos; con alegría, somos de los que podemos presumir que estamos bien con nuestras conciencias, porque “no tenemos nada de que avergonzarnos, tenemos autoridad moral”.


-Axel Velázquez Yáñez